Si te soy sincera, si
me soy sincera, te echo de menos, como ayer, como antes de irte, como antes de
haber llegado. Pero si me analizo aún más, no sé si es a ti, o a lo que pudiera
haber sentido. Tal vez echo de menos un detalle, una sorpresa, una sonrisa, un
mensaje, un revoloteo, un miedo, tal vez sólo echo de menos eso. A ti ya te he
echado mucho de menos, hasta el punto de echarte de más. Me recorre por mi
interior una extraña sensación. Mezclo un poco de Incertidumbre, ilusión,
miedo, ganas, coraje. Siento que necesito avanzar, y que lo que atrás se queda,
ahí está, no más. No soy tonta, pero sé fingir muy bien, hago cómo que no me
doy cuenta, como que no comprendo, pero repito no soy tonta, a mi no me
engañas, porque dónde tú estás, ya he estado yo, y lo que yo te pido a ti, me
lo pidieron a mi también. En tus manos está. Pero no, ahora no puedes volver,
no puedes entrar de nuevo de rositas. ¿Es que no ves que te estás haciendo
daño? ¿No ves que es más sencillo ser claro, sincero, atacar? Y si pierdes, no
sufras, te levantarás. Ahora, ahora que yo salía, que me había decidido, es
cuando tú estás jugando las cartas del arrepentimiento, pero a la vez juegas
las del orgullo, y te aseguro que en la lucha sucia, a mi no me ha ganado
nadie. Necesito que actúes, necesito que seas sincero contigo mismo, conmigo a
la vez, necesito saberlo de tus labios. Quiero que todo lo que me decían, sea
verdad. No quiero que juegues y hagas daño, más del ya causado. Quiero que no
me duela escuchar una canción, quiero que leer mi libro preferido, no sea una
pesadilla, porque huele a ti. Quiero tener lo que me arrebataste. He mentido, sigo echándote de menos.