De repente echas la vista atrás y dejas a un lado la necesidad de ser fuerte, la obligación de sobrevivir. Ya no tienes que hacerte la valiente, porque sabes que si caes, eres capaz de levantarte. y aunque ahora, ya no estén las mismas manos, siempre habrá alguien dispuesto a ayudarte a subir de nuevo. y si esto no es así, sabes que tú misma eres plenamente capaz de levantar sola y alzar de nuevo el vuelo.
Cierras los ojos y se estremece cada poro de tu piel. Una risa, una imagen, un deseo.. te erizan los recuerdos, te atacan las voces, te estremecen los planes que volaron antes de ser llevados a cabo..
Y echas de menos.
A quien menos esperabas extrañar, a quien por más tiempo que pase querrás igual que el primer día que vuestros caminos se cruzaron. A con quien los planes nunca eran decentes, a quien encendía tu mecha.. A quien daba ritmo a tu compás.
Porque siempre se echa de menos a quien te revuelve la vida, a quien te alegra los días grises y te levanta casi antes de caer.