lunes, 29 de julio de 2013

"No sé que acabó sucediendo, sólo sentí dentro dardos. ."

Corro y no por no necesidad.

Me invade un miedo atroz a tu llegada,
igual que el que siento antes de que te vayas,
como el que me encoge cuando ya no estás.

Porque si te vas, ¿para qué volver? 
aquí siempre es lo mismo, siempre igual.
Sigo odiando tus ronquidos y anhelando el mar. 

No hay reencuentros porque sé que te irás,
para qué celebrar que vuelves, cuando ni siquiera estás.

Como cuando descubres que los fantasmas son de verdad,
pero que disfrazados de personas van. 
O cuando te llega una llamada que no podías dejar escapar, 
y sin quererlo se te paraliza el alma.

Igual de inmenso que el alcohol en las heridas, 
o en las copas del bar. Igual de inútil que los besos que sin querer das.
Como las faldas que el aire deja levantar y las sonrisas 
que caminan por caminar.

No corro huyendo, ni para entrenar.
Corro porque es mi fórmula para dejarte marchar. 
Para sentirme más culpable, para no odiarte jamás.
Corro porque me lo dijeron tus ojos la primera noche, después de trasnochar.

Y me elevo en mi huida, no sé cuál será el final.
Salto, sin girarme hacia atrás, por si de repente, te apetece estar.




Miento si me olvido el verbo esperar.


miércoles, 17 de julio de 2013

"Yo solo busco. . que me tiemblen las piernas. ."

"Sólo debemos saber cuales son los límites del otro, que no debemos sobrepasar y llegar al punto idóneo para sobrepasarlos juntos."

No soy, ni lo pretendo, una crítica literaria, pero sí me gusta canalizar y explorarme cada vez que leo un libro, una saga o cualquier peculiar novela. Una especie de introspección, en la que tenga la oportunidad de contemplar qué me han aportado las aventuras y desventuras de unos seres ajenos a mí, posiblemente irreales, un ejercicio en el que seguir convenciéndome del hecho que leer, es la mejor manera de crecer, en todos los sentidos.
En este momento acabo de cerrar por la última de sus páginas, el último de los libros de la trilogía más oscura y eróticamente revolucionaria, según la mayoría de sus lectores y críticos, no digo que no sea así. Supongo que habréis averiguado de qué novela os hablo, correcto; Fifty Shades Of Grey, en su versión Castellana.

He acabado concluyendo, lo que ya pensaba a medida que avanzaba en el primer libro de la trilogía, que todos somos un poco Cincuenta Sombras, y que de eso no se libra absolutamente nadie.

Adoro leer, pero a mi modo, no soy de las que devoran, no me ha gustado nunca, para mí los libros son como una pequeña relación, me absorben, necesito necesitarlos, me llevan a un momento de paz increíble y me hacen querer más y eso no concuerda con devorar, a mi modo  de verlo, porque yo, necesito que no acaben, tengo un miedo atroz a los finales, a saber que ya no hay más. Así que, leo tranquilamente, dejándome con ganas de más, hay quien puede verlo como una especie de castigo, para mí, es una forma de alargar esa extraña relación y alejar el fin.

Acepto, que también soy de las que leen el final antes de llegar, y de las que no les importa que le destripen la historia, eso no me impide leerla y disfrutarla, sé que todo este modo de entender los libros es confuso, pero yo lo disfruto.

Además, odio leer libros que estén en boca de TODO EL MUNDO, nunca mejor dicho. Supe que leería esta trilogía, pero también supe que lo haría cuando la mayoría de todos sus lectores fueran por su tercera vez o los tuvieran ya acumulando polvo en la estantería de libros desconcertantes.



Voy al punto, “Bien hecho Sra. Grey” (acabo de recordar esta frase)

Ya he mencionado, que creo que todos somos un poco Cincuenta, no es que todos tengamos ese pasado, fijo que alguno puede haberlo tenido, lo dudoso es haber salido tan airoso y triunfador, ese quizá es el punto más fantástico de la historia, porque perdonadme, pero el tema sexual, tampoco es tan fantásticamente enriquecedor, aunque no dudo que numerosas parejas han descubierto otro modo de disfrutar el sexo, eso que tanto escandaliza, en mayor medida a las mujeres, y que seguramente por eso, se hayan, nos hayamos vuelto locas cuando descubrimos el contenido sexual y explícito en esas páginas. Supongo que esto habrá abierto muchas mentes y también habrá ruborizado y escandalizado otras tantas, pero chicas, creedme, a todas nos gusta duro y también no tan duro y a todas, segurísimo, nos gustaría experimentar algunas de las escenas relatadas, si es que no las hemos experimentado ya. Siempre desde el deseo y el consenso de la pareja, personalmente no me veo como una dominante y os aseguro que mucho menos una sumisa, me pierde la boca y soy de las que rechistan hasta desquiciar, pero todo radica en encontrar el punto que nos lleve al placer, como habréis visto, ambos ceden, ni sumisión ni dominio, ni únicamente vainilla o vainilla sex.

Como siempre, todo tiene un término medio. Ni el querido Grey es un monstruo, descorazonado, ni Steele una chica modosa, considerada, sobre todo, consigo misma. Pero perdonad, es ella la que demuestra, que a veces para llegar a algo, debes olvidarte del resto del mundo y buscar bien en el fondo el equilibrio, ponerte tal vez un puntito en la boca, por más que quisieras rechistar, pedir, o necesitar saber. Al final con un poco de confianza en uno mismo y en el otro, todo fluye.


Tal vez ha sido la horma perfecta al momento en el que yo me he encontrado mientras he ido leyendo este libro, pero la entendía a ella perfectamente, siempre, yo soy prácticamente igual, indago, indago, hurgo, espero, desespero, espero, busco explicaciones e intento encontrar lo bueno, lo noble, lo real que el otro esconde bajo su faceta de cruel, desolador, desconcertante y desquiciante, pero en ocasiones adorable ser. Yo también he muerto  esperando una respuesta, todas lo hemos hecho alguna vez. Todas nos hemos vuelto locas intentando comprender qué es lo que tan mal estamos haciendo, porqué de repente han cambiado su comportamiento, porqué han decidido una cosa u otra que irremediablemente nos afecta de manera directa a nosotras. Todas hemos creído morir al abandonar a alguien, todas hemos creído que jamás iban a volver, y tal vez no hayan vuelto, pero eso en cierto modo es porque tal vez no era vuestro Christian.

Aunque siento deciros mujeres del mundo, que Christian tampoco es que vayáis a tener ninguno, cada una tenemos a nuestra versión de Christian, todos son un poco iguales, todos tienen un poco del propio Christian, todos son un poco miedosos, todos son bastante pervertidos, esta quizá es la parte que más compartan con Christian, si os gusta, sólo tenéis que ayudarlo a que os la muestre. Todos son un poco obsesos del control, por alguna razón y en algún momento. Y todos son un poco capullos, porque en algún momento, una de nosotras le hizo bastante daño, (en cualquiera de nuestras facetas, madre, hermana, amiga, novia, vecina, extraña…) el suficiente como para que tal vez tú, sólo seas una más con la que desahogarse.


Por otro lado, todas somos un poco Anastasia, sobre protectoras, seguras de nosotras mismas cuando nuestro hombre está inseguro hasta de su sombra, puedes ser la mujer más insegura y miedosa de la faz de la Tierra, si tu hombre también lo es, te convertirás en la seguridad personificada, con la intención de que él, se sienta seguro, tranquilo y olvide sus miedos. Todas somos tercas y testarudas hasta la médula, nadie puede decirnos que podemos o no hacer, nosotras tenemos que verlo por nosotras mismas, nos ponemos a prueba constantemente y sobre todo y aunque ellos no vayan a percibirlo nunca, somos lo más pequeño, frágil y temeroso del planeta.

Ahora eso sí, creedme todas absolutamente TODAS, somos exploradoras sexuales, nos gusta el sexo y todas sus versiones, siempre que obtengamos placer, como vosotros, tanto o más que a vosotros mismos, cualquier mujer que niegue esto no está en sus plenas facultades, os lo digo de verdad. Demasiados clichés, pensamientos, culturas, pensamientos y lo que me queráis contar, pero a todas nos gusta el sexo y todas con este libro hemos descubierto que nuestros límites no es están claramente descubiertos con el vainilla sex, vamos que seguro que vuestras parejas aceptarían ser esposadas, atadas, cegadas, puede que alguna incluso azotada, siempre que vosotros sepáis hacer de ese momento tan íntimo algo realmente maravilloso. No somos una de vuestras fantasías, somos mujeres de carne y hueso, tenemos límites, necesidades, placeres y sensaciones y sobre todo sentimientos y puede que para algunas verse atada y “dominada” sea un paso que, si no sabéis como lidiar con él, pueda convertirse en algo plenamente frustrante.

Ya os he dicho que en el sexo como en todo, son dos los que opinan, deciden y sobre todo, disfrutan.

En las relaciones, todas y en todos los sentidos, hay un punto intermedio para vosotros y para nosotras, encontrarlo es el objetivo de la relación.



Al principio de esta lectura pensé que estaba comprendiendo otros aspectos de la vida, del sexo, de las relaciones, pero a fin de cuentas todo era lo que yo ya sabía, con algunos matices, con algunos ciertos consejos, con algunos puntos de vista más aceptables que otros y sobre todo con la certeza que no todos somos lo que aparentamos ser y que todos somos lo que y como somos por alguna determinada razón. Solo necesitamos a alguien que piense que merece la pena invertir su tiempo en conocer el porqué.


Será porque me decidí a leer este libro atravesando un momento algo similar a lo que en él se describe, no exclusiva ni plenamente en lo sexual, por si hay algún extraño perverso/a haciéndose ideas en ese aspecto. Si es cierto que he ganado paciencia y he asentado comportamientos. Puedo decir que yo también he tenido que lidiar con fantasmas pasados, con luchas interiores, con inseguridades y miedos, yo también he sido la exploradora del verdadero ser de alguien y la diana del orgullo, ira, rabia, temor y deseo de ese alguien. Por eso os digo que todo está en encontrar el punto medio y que si no es posible, darse la vuelta y respirar, no es fallar es aceptar que esa búsqueda no es tú búsqueda. 

Todos somos un poco Cincuenta Sombras, creedme.