"Sólo debemos saber cuales son los límites del otro, que no debemos sobrepasar y llegar al punto idóneo para sobrepasarlos juntos."
No soy, ni lo pretendo, una
crítica literaria, pero sí me gusta canalizar y explorarme cada vez que leo un
libro, una saga o cualquier peculiar novela. Una especie de introspección, en
la que tenga la oportunidad de contemplar qué me han aportado las aventuras y
desventuras de unos seres ajenos a mí, posiblemente irreales, un ejercicio en
el que seguir convenciéndome del hecho que leer, es la mejor manera de crecer,
en todos los sentidos.
En este momento acabo de
cerrar por la última de sus páginas, el último de los libros de la trilogía más
oscura y eróticamente revolucionaria, según la mayoría de sus lectores y
críticos, no digo que no sea así. Supongo que habréis averiguado de qué novela
os hablo, correcto; Fifty Shades Of Grey, en su versión Castellana.
He acabado concluyendo, lo que
ya pensaba a medida que avanzaba en el primer libro de la trilogía, que todos
somos un poco Cincuenta Sombras, y que de eso no se libra absolutamente nadie.
Adoro leer, pero a mi modo,
no soy de las que devoran, no me ha gustado nunca, para mí los libros son como
una pequeña relación, me absorben, necesito necesitarlos, me llevan a un
momento de paz increíble y me hacen querer más y eso no concuerda con devorar,
a mi modo de verlo, porque yo, necesito
que no acaben, tengo un miedo atroz a los finales, a saber que ya no hay más.
Así que, leo tranquilamente, dejándome con ganas de más, hay quien puede verlo
como una especie de castigo, para mí, es una forma de alargar esa extraña
relación y alejar el fin.
Acepto, que también soy de
las que leen el final antes de llegar, y de las que no les importa que le
destripen la historia, eso no me impide leerla y disfrutarla, sé que todo este
modo de entender los libros es confuso, pero yo lo disfruto.
Además, odio leer libros
que estén en boca de TODO EL MUNDO, nunca mejor dicho. Supe que leería esta
trilogía, pero también supe que lo haría cuando la mayoría de todos sus
lectores fueran por su tercera vez o los tuvieran ya acumulando polvo en la
estantería de libros desconcertantes.
Voy al punto, “Bien hecho
Sra. Grey” (acabo de recordar esta frase)
Ya he mencionado, que creo
que todos somos un poco Cincuenta, no es que todos tengamos ese pasado, fijo
que alguno puede haberlo tenido, lo dudoso es haber salido tan airoso y
triunfador, ese quizá es el punto más fantástico de la historia, porque
perdonadme, pero el tema sexual, tampoco es tan fantásticamente enriquecedor,
aunque no dudo que numerosas parejas han descubierto otro modo de disfrutar el
sexo, eso que tanto escandaliza, en mayor medida a las mujeres, y que seguramente
por eso, se hayan, nos hayamos vuelto locas cuando descubrimos el contenido
sexual y explícito en esas páginas. Supongo que esto habrá abierto muchas
mentes y también habrá ruborizado y escandalizado otras tantas, pero chicas,
creedme, a todas nos gusta duro y también no tan duro y a todas, segurísimo,
nos gustaría experimentar algunas de las escenas relatadas, si es que no las
hemos experimentado ya. Siempre desde el deseo y el consenso de la pareja,
personalmente no me veo como una dominante y os aseguro que mucho menos una
sumisa, me pierde la boca y soy de las que rechistan hasta desquiciar, pero
todo radica en encontrar el punto que nos lleve al placer, como habréis visto,
ambos ceden, ni sumisión ni dominio, ni únicamente vainilla o vainilla sex.
Como siempre, todo tiene un
término medio. Ni el querido Grey es un monstruo, descorazonado, ni Steele una
chica modosa, considerada, sobre todo, consigo misma. Pero perdonad, es ella la
que demuestra, que a veces para llegar a algo, debes olvidarte del resto del
mundo y buscar bien en el fondo el equilibrio, ponerte tal vez un puntito en la
boca, por más que quisieras rechistar, pedir, o necesitar saber. Al final con
un poco de confianza en uno mismo y en el otro, todo fluye.
Tal vez ha sido la horma perfecta
al momento en el que yo me he encontrado mientras he ido leyendo este libro,
pero la entendía a ella perfectamente, siempre, yo soy prácticamente igual,
indago, indago, hurgo, espero, desespero, espero, busco explicaciones e intento
encontrar lo bueno, lo noble, lo real que el otro esconde bajo su faceta de
cruel, desolador, desconcertante y desquiciante, pero en ocasiones adorable
ser. Yo también he muerto esperando una
respuesta, todas lo hemos hecho alguna vez. Todas nos hemos vuelto locas intentando
comprender qué es lo que tan mal estamos haciendo, porqué de repente han cambiado
su comportamiento, porqué han decidido una cosa u otra que irremediablemente
nos afecta de manera directa a nosotras. Todas hemos creído morir al abandonar
a alguien, todas hemos creído que jamás iban a volver, y tal vez no hayan
vuelto, pero eso en cierto modo es porque tal vez no era vuestro Christian.
Aunque siento deciros
mujeres del mundo, que Christian tampoco es que vayáis a tener ninguno, cada
una tenemos a nuestra versión de Christian, todos son un poco iguales, todos
tienen un poco del propio Christian, todos son un poco miedosos, todos son
bastante pervertidos, esta quizá es la parte que más compartan con Christian,
si os gusta, sólo tenéis que ayudarlo a que os la muestre. Todos son un poco
obsesos del control, por alguna razón y en algún momento. Y todos son un poco capullos,
porque en algún momento, una de nosotras le hizo bastante daño, (en cualquiera
de nuestras facetas, madre, hermana, amiga, novia, vecina, extraña…) el
suficiente como para que tal vez tú, sólo seas una más con la que desahogarse.
Por otro lado, todas somos
un poco Anastasia, sobre protectoras, seguras de nosotras mismas cuando nuestro
hombre está inseguro hasta de su sombra, puedes ser la mujer más insegura y
miedosa de la faz de la Tierra, si tu hombre también lo es, te convertirás en
la seguridad personificada, con la intención de que él, se sienta seguro,
tranquilo y olvide sus miedos. Todas somos tercas y testarudas hasta la médula,
nadie puede decirnos que podemos o no hacer, nosotras tenemos que verlo por
nosotras mismas, nos ponemos a prueba constantemente y sobre todo y aunque
ellos no vayan a percibirlo nunca, somos lo más pequeño, frágil y temeroso del
planeta.
Ahora eso sí, creedme todas
absolutamente TODAS, somos exploradoras sexuales, nos gusta el sexo y todas sus
versiones, siempre que obtengamos placer, como vosotros, tanto o más que a
vosotros mismos, cualquier mujer que niegue esto no está en sus plenas facultades,
os lo digo de verdad. Demasiados clichés, pensamientos, culturas, pensamientos
y lo que me queráis contar, pero a todas nos gusta el sexo y todas con este
libro hemos descubierto que nuestros límites no es están claramente
descubiertos con el vainilla sex, vamos que seguro que vuestras parejas
aceptarían ser esposadas, atadas, cegadas, puede que alguna incluso azotada,
siempre que vosotros sepáis hacer de ese momento tan íntimo algo realmente
maravilloso. No somos una de vuestras fantasías, somos mujeres de carne y
hueso, tenemos límites, necesidades, placeres y sensaciones y sobre todo
sentimientos y puede que para algunas verse atada y “dominada” sea un paso que,
si no sabéis como lidiar con él, pueda convertirse en algo plenamente
frustrante.
Ya os he dicho que en el
sexo como en todo, son dos los que opinan, deciden y sobre todo, disfrutan.
En las relaciones, todas y
en todos los sentidos, hay un punto intermedio para vosotros y para nosotras,
encontrarlo es el objetivo de la relación.
Al principio de esta
lectura pensé que estaba comprendiendo otros aspectos de la vida, del sexo, de
las relaciones, pero a fin de cuentas todo era lo que yo ya sabía, con algunos
matices, con algunos ciertos consejos, con algunos puntos de vista más aceptables
que otros y sobre todo con la certeza que no todos somos lo que aparentamos ser
y que todos somos lo que y como somos por alguna determinada razón. Solo
necesitamos a alguien que piense que merece la pena invertir su tiempo en
conocer el porqué.
Será porque me decidí a
leer este libro atravesando un momento algo similar a lo que en él se describe,
no exclusiva ni plenamente en lo sexual, por si hay algún extraño perverso/a
haciéndose ideas en ese aspecto. Si es cierto que he ganado paciencia y he
asentado comportamientos. Puedo decir que yo también he tenido que lidiar con
fantasmas pasados, con luchas interiores, con inseguridades y miedos, yo
también he sido la exploradora del verdadero ser de alguien y la diana del
orgullo, ira, rabia, temor y deseo de ese alguien. Por eso os digo que todo
está en encontrar el punto medio y que si no es posible, darse la vuelta y
respirar, no es fallar es aceptar que esa búsqueda no es tú búsqueda.
Todos somos un poco Cincuenta Sombras, creedme.