miércoles, 6 de mayo de 2020

"Quiero hacer contigo.. lo que la primavera hace con los cerezos"


Y aún a riesgo de otra hostia, te tiras a la piscina. Inventas una vida de papel, llena de cosas irreales, porque sabes que en la práctica no será así.

He podido observar que todo el mundo habla, crítica y juzga creyendo estar en lo cierto. Lo cierto es que ni yo misma sé que sucede. Lo cierto es que el resto del mundo cree saberlo todo. La sinceridad y la coherencia se esconden tras tu espalda, intentas dejarte llevar pero no quitas el freno y no consigues avanzar. 


Lamentas, recuerdas y añoras.
Aunque ahora sonríes.
Debe ser el buen tiempo.


Lo que la primavera hace a los cerezos 


martes, 12 de abril de 2016

Silencio no significa olvido. Distancia no quiere decir adiós.

De repente echas la vista atrás y dejas a un lado la necesidad de ser fuerte, la obligación de sobrevivir. Ya no tienes que hacerte la valiente, porque sabes que si caes, eres capaz de levantarte. y aunque ahora, ya no estén las mismas manos, siempre habrá alguien dispuesto a ayudarte a subir de nuevo. y si esto no es así, sabes que tú misma eres plenamente capaz de levantar sola y alzar de nuevo el vuelo.

Cierras los ojos y se estremece cada poro de tu piel. Una risa, una imagen, un deseo.. te erizan los recuerdos, te atacan las voces, te estremecen los planes que volaron antes de ser llevados a cabo..

Y echas de menos.

A quien menos esperabas extrañar, a quien por más tiempo que pase querrás igual que el primer día que vuestros caminos se cruzaron. A con quien los planes nunca eran decentes, a quien encendía tu mecha.. A quien daba ritmo a tu compás.

Porque siempre se echa de menos a quien te revuelve la vida, a quien te alegra los días grises y te levanta casi antes de caer.


No hay remedio, extrañar es el precio que hemos de pagar por los buenos momentos.


Chin chin por haber coincidido 🍻
Chin chin por volver a ser alguna vez 🍻

martes, 1 de marzo de 2016

Yo mataré monstruos por ti..

No necesito más que verdad. No quiero vacíos, ni torbellinos de miedo instalados en la boca de mi estómago. No busqué jamás y si tengo la suerte de encontrarte, no quiero verdades a medias. No exijo, no obligo, no pido. Simplemente sé verdad. Todos los días, con sus horas de sueño. Todas las mañanas y no sólo a media noche. Y aunque no sea para siempre, que siempre sea verdad.

Tengo cien mil monstruos berreando trás de mí, no tengo ganas de creerlos, no quiero enfrentarlos. Ni volver a perder.

Quiero que mi suerte, quien forme parte de ella, los calme y me demuestre que no me equivoco regalándole minutos, sonrisas y momentos.



Que me vas a prometer.. que no me hayan prometido..



lunes, 5 de enero de 2015

Pedí un deseo.. Si te dejas llevar, tal vez me traigas suerte..

Sí chicos, nosotras también somos esa chica ideal para vosotros,  que un día dejáis escapar. La mujer que hoy rodea vuestra cintura, fue abandonada en alguna ocasión por lo qué quizá ella creyó un gran amor. Y si, como pasa en la inmensa mayoría de ocasiones, la chica que tenéis no fue fácil de conseguir, es porque una vez, su gran amor la dejó escapar.

Sí, también somos esa mujer que da miedo, que da seguridad y que probablemente ha llegado demasiado pronto a vuestras vidas y por esa absurda razón, la dejáis escapar, entrometiendo al tiempo, claro, que no es el adecuado. Es demasido pronto.

¿Demasiado pronto para qué idiotas? ¿Para dejaros llevar? ¿para bajar la guardia? ¿Para ser serios? ¿para ser solo con esa chica? Perdonadme, sois imbéciles. Nunca es demasiado pronto, pero siempre, siempre os acojona.

Porque no es perfecta, pero se acerca. No es formal, pero se sabe comportar. No es una niñata, pero es dulce a límites infantiles. No es poderosa, pero sabe luchar. No es una atleta, pero es valiente. No es silenciosa, pero transmite paz. Y no es una perra asalvajada, pero da placer.

Chicos, eso os acojona. Porque es lo que deseáis y os sentís incrédulos, incapaces de poder tenerlo. Y lo mejor es, que nosotras os entendemos. Y que ella seguramente también os entenderá, porque un día, también dejó escapar al hombre de su vida. A ese que la asustó porque el muy canalla, llegó demasido pronto.

Ese es el problema, la idoneidad del momento, más la valentía de los sujetos, menos los miedos del pasado, multiplicado por las ganas.

Chicos, somos dulces, valientes, seguras, atentas, cariñosas y también miedosas. Esa mujer que os acojona también quiere guerra, también quiere placer, posiblemente sea una puta loca entre vuestras piernas, quizá tras esa modosa y cautelosa chica, haya encerrada una fiera indomesticable. Y eso os mata de ganas de probarlo, pero no basta, porque es justo lo ideal a largo plazo. Y seguro, seguro, que aún no estáis preparados.

Pues bien, preparaos. La vais a perder.

Igual que ella perdió al hombre de su vida. Igual que a ti te dejaron perder. Tú la vas a perder y lo jodidamente irónico de la situación es que, lo vais a hacer aposta. Sentaditos en el banquillo viendo como desaparece.

Permitidme la grosería pero, ¿qué esperáis de la vida?

Salid a por ella, antes de que abandone el campo, salid corriendo, en moto o en skate. Pero id. Porque si abandona el campo la habréis perdido y eso duele. Salid chicos, porque merece la pena arriesgarse, porque su corazón tampoco está entero. Porque ella también tiene miedo, quizá más que vosotros, pero su valentía la lleva a entregaros lo poco que les pueda quedar. Salid a por ella, paradla, caminad a su lado, despacio. Dejaos llevar, sin decir nada. Que ella os va a comprender, os va a sonreír y probablemente la puta loca que lleva dentro salte de emoción en su interior, pero tranquilos, no os vais a enterar, no os quiere perder y se sabe comportar.

No la culpeis de vuestros miedos, errores y temores, ella no es la que os abandonó, es la que os vio tirados, frenó se limpió sus lágrimas y decidió ayudaros.

¿NO MERECE LA PENA?


Extrema debilidad, que cada noche me desvela y me devuelve a la realidad. .

jueves, 21 de agosto de 2014

Luchar contra el deseo en plena madrugada, es como intentar que el miedo salte por la ventana.

Paralizada, a las cinco de la mañana. . . 

Quise huir. Pero como siempre pasa, algo me detuvo. Quise huir cuando te vi, sabía que querrías irte. Quise huir cuando te acercaste, y también antes de irnos. Quise huir siempre, porque es a lo que me he acostumbrado, supongo que para protegerme, o para no recordar cómo es una huida desde el otro lado, cuando no eres tú mismo quien huye. No estaba preparada para volver a ser espectadora, y quise huir.

Quise hacerlo con tantas ganas, que casi lo consigo. Pero hubo algo, desprendiste algo que me bloqueó. Puede que fuese tu olor, tal vez fueron tus risas, o quizá esa mirada, con la que se consigue todo, ahora, no lo recuerdo muy bien. Pero quise huir.

Cuando escuché el primer te  echo de menos, cuando leí las ganas de tumbarte en mis lunares, cuando sentí tu aliento recorrer mi vientre, quise huir. Y quise hacerlo, porque sabía que antes o después, tu harías eso mismo, y no estaba dispuesta a dejar que eso pasara, otra vez. Huí. Me equivoqué.
Y no volví, otra vez me equivoqué, o tal vez no, ¿Estuviste ahí?




Quise huir, de hecho, huyo todo el tiempo. No pretendo que me busques, simplemente encontrarme, no 
quiero que te vayas, sólo sentir en mi estómago las ganas de ir a buscarte y tirarte al suelo sonriendo, abrazando cada instante.

Quise huir, y antes de ti, lo hice. Huí incluso cuando llegaste, me diste miedo, no merecías mis fantasmas. No mereces mis miedos. No necesito un salvavidas y de ser así, no quiero que seas tú, porque tú, deberías ser mucho más que eso. Huí hasta de mi misma, me escondí al fondo de todo lo que creía conocer de mí, para no volver a derrumbarme.

Supongo que se trata de tiempo. ¿Del tuyo? ¿O del mío?  ¿A qué exactamente estarías dispuesto si te pidiese parte de tu tiempo?



Cuando aquello que quieres, es difícil de conseguir, 
sacas todo tu arsenal y entras a la batalla.
 Luchas por lo que quieres. Y lo cuidas.



miércoles, 7 de mayo de 2014

Acostumbrada a escapar de la realidad, perdí el sentido del camino.

¿Seré como una droga a la que nadie se quiere enganchar y a  la que todos son en cierto modo, adictos? ¿Será ese el problema?

Durante demasiado tiempo he estado preguntándome cuál podría ser la solución de tanta caída absurda, de tanto teatro fácil y de tanta tragicomedia amarga, sin darme cuenta que me estaba haciendo la pregunta incorrecta. He estado perdida mucho tiempo, de hecho sigo en ese estado, deambulo de un sitio a otro, me alejo de quienes dicen protegerme, huyo de lo que cualquier chica desearía, cargo con un sinfín de temerosidades que no corresponden a mi persona, simplemente por miedo a no saber ser, quien de verdad debería ser. Por miedo a que lo que dicen sea falso, o simplemente menos bueno. Por miedo únicamente a recibir la negativa, a decepcionar,  a equivocarme siendo realmente yo, de ser así, no tendría a quien culpar.

Lo he intentado, he intentado huir de quien me hacía daño, he intentado refugiarme en quien me prometía seguridad, he llegado corriendo a los brazos de quien me dijo que debía perder el miedo. Y siempre, siempre caí al vacío. Pero no me dolió todo lo que me merecía que me doliese, porque estaba anestesiada, y no era yo. De haber sido yo misma, habría muerto tantas veces que incapaz sería de renacer.

Aún así, hubo quien decidió quedarse firmemente, aunque quemase, aunque arañase el alma, se quedó aunque me matase cada noche, se quedó a pesar de doler más allá de lo imaginable, no se fue y no desistió. Puede que hiciera más daño que beneficio, y a pesar de mis huidas y de mis intentos de vuelo, absurdos, siempre acababa frente a frente. Siempre acababa en sus brazos, hasta que sin más me fui y cuando miré hacia atrás solo escuché en un tímido eco mi nombre, me envalentoné y seguí subiendo.

Supongo que para todas las drogas hay cura.



O será que en el fondo sólo soy una persona de esas que prefieres tener cerca, y entonces la culpa de todas mis dudas, no es mía. Probablemente la culpa sea de quien no es capaz de avanzar sin oler mi aroma, o sin oír mi risa por las mañanas.

jueves, 3 de abril de 2014

Aunque pensándolo bien, ¿cuál sería nuestro futuro?

Lo que tienes, ¿es lo qué quieres?

Lo sé, es jodidamente difícil responder, pero no te equivoques, no tiene trampa solo, para un momento todos tus relojes, siéntate y cierra los ojos. ¿Qué ves? ¿A quién? ¿Es lo que quieres? ¿Es a quien quieres? ¿O simplemente es a lo que te has acostumbrado?

Nunca he sido una ambiciosa, pero sé cuando tengo lo que quiero y cuando lo que tengo es el pasaporte a mi objetivo. Y ahora mismo, estoy en pleno vuelo. No tengo exactamente lo que quiero, estoy cómoda dónde estoy, pero no es dónde quiero estar. No hago realmente lo que quiero hacer, pero sé qué es lo que tengo que hacer, sé que ahora mismo es mi deber. Y no por ello olvido cual es el final, cual es mi meta.

Probablemente no sepa dónde es, en qué lugar, y con total seguridad me cueste más de una vida conseguir todo lo que quiero, es más os puedo asegurar que moriré, y me habré dejado algo en el tintero, pero ni se os ocurra pensar que no habría mordido por llegar, por conseguirlo.

Tú, tú eras algo que quería, pero me convenciste de dejar de hacerlo. Todavía hay noches en las que me resisto y araño la pared de mi habitación contra la que respirabas, pensando que te dolerá. Pero seguramente tu estés en no sé qué lugar, aunque sí sé que no será el que quieres.


Te has conformado, te has olvidado de soñar o de perseguir lo que quieres realmente. Te has acomodado y ahí no quepo yo, no he sido jamás conformista, pero sí una leona, y yo lucho por llegar a tener lo que sueño, y en toda lucha siempre hay bajas, siempre hay pérdidas, en mi lucha tú, eres eso, esa batalla perdida. Me cansé, me agoté de olvidar mi nombre, de olvidar mi piel, me dediqué a instalarme en tus lunares y a encogerme en tus sudaderas, pero se me olvidó que dejé de ser yo.

Pero tú, ¿es a ella a quien quieres? ¿es ese trabajo el que quieres? ¿es ese lugar en el que quieres estar?
Si la respuesta fuera sí, no me habrías pedido ayuda. Y a pesar de que yo jamás dejo a nadie en el arcén, contigo, con el corazón en el puño y los ojos desbordados de lágrimas, he tenido que acelerar, que pasar de largo. He creído morir, casi doy marcha atrás, pero ya no puedo más.

Te empeñas en ir en dirección opuesta a mí y en cambio me buscas una y otra vez para provocar el choque.

Eres lo que quiero, pero tengo demasiados partes y en ninguno me aseguras tregua.



Y se acabó.
Pronto pasará.