jueves, 3 de abril de 2014

Aunque pensándolo bien, ¿cuál sería nuestro futuro?

Lo que tienes, ¿es lo qué quieres?

Lo sé, es jodidamente difícil responder, pero no te equivoques, no tiene trampa solo, para un momento todos tus relojes, siéntate y cierra los ojos. ¿Qué ves? ¿A quién? ¿Es lo que quieres? ¿Es a quien quieres? ¿O simplemente es a lo que te has acostumbrado?

Nunca he sido una ambiciosa, pero sé cuando tengo lo que quiero y cuando lo que tengo es el pasaporte a mi objetivo. Y ahora mismo, estoy en pleno vuelo. No tengo exactamente lo que quiero, estoy cómoda dónde estoy, pero no es dónde quiero estar. No hago realmente lo que quiero hacer, pero sé qué es lo que tengo que hacer, sé que ahora mismo es mi deber. Y no por ello olvido cual es el final, cual es mi meta.

Probablemente no sepa dónde es, en qué lugar, y con total seguridad me cueste más de una vida conseguir todo lo que quiero, es más os puedo asegurar que moriré, y me habré dejado algo en el tintero, pero ni se os ocurra pensar que no habría mordido por llegar, por conseguirlo.

Tú, tú eras algo que quería, pero me convenciste de dejar de hacerlo. Todavía hay noches en las que me resisto y araño la pared de mi habitación contra la que respirabas, pensando que te dolerá. Pero seguramente tu estés en no sé qué lugar, aunque sí sé que no será el que quieres.


Te has conformado, te has olvidado de soñar o de perseguir lo que quieres realmente. Te has acomodado y ahí no quepo yo, no he sido jamás conformista, pero sí una leona, y yo lucho por llegar a tener lo que sueño, y en toda lucha siempre hay bajas, siempre hay pérdidas, en mi lucha tú, eres eso, esa batalla perdida. Me cansé, me agoté de olvidar mi nombre, de olvidar mi piel, me dediqué a instalarme en tus lunares y a encogerme en tus sudaderas, pero se me olvidó que dejé de ser yo.

Pero tú, ¿es a ella a quien quieres? ¿es ese trabajo el que quieres? ¿es ese lugar en el que quieres estar?
Si la respuesta fuera sí, no me habrías pedido ayuda. Y a pesar de que yo jamás dejo a nadie en el arcén, contigo, con el corazón en el puño y los ojos desbordados de lágrimas, he tenido que acelerar, que pasar de largo. He creído morir, casi doy marcha atrás, pero ya no puedo más.

Te empeñas en ir en dirección opuesta a mí y en cambio me buscas una y otra vez para provocar el choque.

Eres lo que quiero, pero tengo demasiados partes y en ninguno me aseguras tregua.



Y se acabó.
Pronto pasará.

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